Agua y Tierra. ARTE 3
El colectivo ARTE 3 está formado por INMACULADA CHULIÁ, GRETA GARCÍA y ELENA SAHUQUILLO. Dentro de una tradición inveterada en València, donde se concibe y casa la individualidad del artista con la influencia del grupo, la propuesta de estas tres artistas se concretó en 2021 en un colectivo que explora nuevos caminos empleando técnicas tradicionales, al margen de modas y tendencias. En una sociedad dominada por las urgencias, en la que las redes sociales se han convertido en las nuevas plazas públicas, este proyecto tiene algo de proeza a contracorriente.
Licenciadas en Bellas Artes, el confinamiento por la pandemia les hizo comprender que para ellas la creación no era algo accesorio, sino una necesidad vital, y decidieron actuar en consecuencia. Con ese objetivo, ARTE 3 se radicó en L’Espai d’Art, en una antigua alquería ubicada en el casco medieval de Borbotó, pedanía de la huerta norte de València. Las tres unieron sus talentos para irrumpir en el escenario artístico decididas a que nadie, ni ellas mismas, pudiera dejar su voz en silencio.
Desde entonces trabajan compartiendo espacio y experiencias, lo que hace que sus creaciones se influyan las unas a las otras. Con temas transversales, sus cuadros reflejan sus inquietudes, su preocupación por el medio ambiente, su sensibilidad feminista y su compromiso social, en una propuesta en la que se dan la mano la tradición y la investigación, la exploración y la ortodoxia, rompiendo los pespuntes de lo convencional.
Tales de Mileto decía que el principio de todas las cosas era el agua. Jenófanes, la tierra. Junto al fuego y el agua conforman los cuatro elementos básicos de los antiguos griegos. Centrándose en el agua y la tierra, como dos caras de la misma moneda, como norte y sur, han adoptado esta idea clásica, del principio, de las materias primas, para realizar una revisión de la vida que nos rodea con una mirada diferente, que demuestra que aún quedan muchos senderos por recorrer y muchos espacios por descubrir.
Las componentes de Arte 3, cada una desde su singularidad, han creado este conjunto de pinturas que muestran una enorme coherencia pese a ser muy dispares. El compromiso de Inmaculada Chuliá y su sensibilidad se dividen en dos expresiones aunadas por una misma voz. La serena precisión de Greta García se manifiesta en sus dos series, cargadas de crítica y reflexión sobre la cotidianeidad y nuestra relación con la naturaleza. Por su parte, la expresión abstracta y el paisajismo de Elena Sahuquillo, que hace del color y de su pintura matérica un homenaje telúrico a la vida, se traduce en una serie dedicada a la isla de Lanzarote y en una selección de sus vibrantes paisajes.
Inmaculada Chuliá
La grieta de la sociedad: despojados de identidad.
El punto de partida de Inmaculada Chuliá para esta serie ha sido la odisea cotidiana de decenas de miles de personas que viajan en pos de un futuro incierto. Los migrantes que retrata buscan un hogar, una vida, una Ítaca, porque no la tienen. Desoyen al poeta y temen a los lestrigones, a los cíclopes y al colérico Poseidón, porque ninguna divinidad les protege. Su Ítaca no saben si existe o si sólo la han soñado. Su trasunto, su odisea, silenciosa, cotidiana, anónima, se manifiesta en sus ojos llenos de miedo, los terrenos áridos por los que se mueven, el agua que les ahoga y mata, y el hecho de que esas figuras anónimas quedan condenadas, en la mayoría de las ocasiones, a un trágico olvido que destapa las debilidades y fisuras de nuestra sociedad
La tierra: El lenguaje simbólico de las flores
Frente a la trágica realidad de los que buscan un futuro mejor y pierden la vida en el intento, la serie dedicada a la tierra reúne unas pinturas dedicadas a la Naturaleza en una de sus expresiones más bella: las flores. Promesa de un nuevo futuro, vivero de semillas, sus colores quedan plasmados en un conjunto que evoca reminiscencias del impresionismo francés y el concepto estético de las fotografías de Robert Mapplethorpe. Así, esta serie se deviene una celebración de la vida en su acepción más pura, con colores que estallan y se funden en un todo abstracto. Chuliá encuentra en la Naturaleza un modo de expresión del ideal estético, haciendo del color un tema en sí mismo, dotando de un gran simbolismo a cada uno de los cuadros.
Greta García
En aguas cerradas
Desde la cotidianeidad, Greta García ha creado una selección de pinturas que es a un tiempo retrato y reflexión. Tomando como referencia las fotografías realizadas por Marco Busca de los últimos años de existencia del Club de Natación Godella, esta serie surge tras el cierre de la piscina cubierta. Testimonio de su existencia, en ella reconstruye algunas de las etapas de formación de los nadadores, tanto de waterpolo como de natación artística, donde el agua, en este caso de la piscina, se transforma en una suerte de paraíso perdido de la infancia. Las relaciones que se establecen entre los niños y niñas y sus entrenadores, sus miradas, sus gestos, quedan fijados en un conjunto en el que colores y luz se funden en un juego de espejos, al tiempo que se sugieren historias de formación, madurez, amistad y soledad, con una última pintura que retrata el triste final del proyecto deportivo. Paradójicamente, la serie se deviene también en una celebración de la vida, pero con un tono agridulce, ya que los que nos retrata no sólo es lo que fue, sino también lo que ya no es y no será.
Explotación agrícola
Vivir en medio de la huerta permite comprender los ritmos de la Naturaleza, acompasarse a ella, pero también ser consciente de hasta qué punto la mano del hombre ha incidido sobre su entorno. Esta serie es casi una distopía en la que los árboles frutales, los naranjos, se transforman en víctimas de un sistema de producción que les convierte en esclavos involuntarios de la codicia humana. Lejos de la imagen bucólica que se tiene de la huerta, y al igual que sucedía con su serie Enfiteusis, en la que retrataba la parcelación del terreno desde la visión de Dios, García plasma la geometría exacta de esta dominación en unas pinturas que, en este caso a ras de suelo, ponen en evidencia la desnaturalización de la relación del ser humano con la tierra, e invita a la reflexión sobre la manera en la que se producen las materias primas que constituyen la principal riqueza de nuestra sociedad.
Elena Sahuquillo
Lanzarote
Fiel a su estilo pictórico, Elena Sahuquillo plasma en Lanzarote los paisajes de la isla canaria, que se revelan idóneos para su sensibilidad. Hipnóticos por su singularidad, son el elemento central de la primera serie de pinturas que presenta en Godella. Como un álbum emocional, los cuadros que la componen son un catálogo de sensaciones. Cada pintura transmite la libertad que reporta en el visitante la isla. Para ello emplea un trazo suelto y un color intenso que aspira a transmitir la pureza salvaje y virginal de este espacio único. Agua, tierra, arena, rocas, viento… se reflejan en cada lienzo llenando el espacio pictórico. Los colores lo abarcan todo, pero dejan al espectador imaginar y, a un tiempo, sumergirse en esa naturaleza que aspira a captar
Reflejos
Las líneas del horizonte se confunden con los colores, creando un todo compacto, de múltiples lecturas y de una fuerza estética arrebatadora y visceral. Los elementos de la Naturaleza o las construcciones humanas, contadas, como referencias visuales, marcan los puntos de impacto. La segunda serie que presenta en Godella Sahuquillo, Reflejos, es un compendio de algunos de sus paisajes, en los que se hace manifiesto el precepto de la sola pintura, donde la forma se pierde, se difumina en el conjunto, y cada obra es una suerte de invocación de lo sublime absoluto, con paisajes tormentosos en constante movimiento, expresados con un lenguaje pictórico orgánico.
Galería de imágenes
Agua y Tierra
dirección
Peset Aleixandre, 44
46110. Godella. València
horario
Miércoles a sábado de 18 a 20 h.
Sábado y domingo de 10 a 14h.
contacto
963 638 291
cultura@godella.es